lunes, 3 de enero de 2011

CRÁNEO ESPEJO. (1991)
GREGORIO OJER




“la imagen se desdobla en el espejo como si engendrase de sí el espacio de otro aparecer” Mandorla. J.A. Valente



“Fausto: ¡Qué delicia, qué horrible sufrimiento! No puedo separarme de esos ojos. ¡ Y qué extraño que aquel hermoso cuello deba adornar un solo collar rojo, no más ancho que el corte de un cuchillo!” Goethe. Fausto












Espejos




El suelo se disuelve en la huella
Los pies segregan el vacío
De tu boca
Acontece dentro de la belleza
En la fuente de los nombres
Donde el movimiento es imagen
Del estar permanentemente existiendo
Provisional en la mordedura
Del viento
Y tus dientes de agua






































Espejismo




El doble muerto de otro día
Las horas olvidadas
El alumbramiento del despertar
Dentro del espejo
Y caer profiriendo una máscara
Tras otra dentro de otro
Rostro vacío
Aparecido en el desdén
De tu mano





































Tanteos



Es inútil escribir sobre tu cuerpo.
La melancolía corroe
Cada una de tus grietas

Cuando apareces matérica
Es el movimiento el que define
Tu quietud
Como el vacío tus manos
Y la incandescencia tu oscuridad

Muere el tiempo
Sobre este amanecer
De sábanas pálidas
De pliegues sorteando
Las distancias programadas
Antes de esta última despedida



























Paseo nocturno




Fui memoria
Luego reflejo
Más tarde sanción
O quizá olvido
No sé...
Siempre la lechuza
Levantará el vuelo
Al atardecer
Cuando todavía las tinieblas
No han apresado
El castigo
Ni la trasgresión

































Nutrientes




Él sabía
Que detrás del reflejo
Se encontraba la superficie

Todo un mundo de encadenamientos
Y oportunidades.

Tendí la nervadura de la luz
Dentro del límite extremo de la sombra
También la infinita miseria
De su soledad.

Y fui devorando el alimento
De su cuerpo
Y el cebo de la locura






























Adiós





El insecto que pierde
El espejo
La araña impasible
Quebranta el espacio
Hila la tela liquida
Del abandono
Y la indecisión

Todo acontece entre fuego y llanto

El tren a lo lejos dibuja la silueta
Del horizonte
La estación vindicativa recorre
El abrazo a la mortal caída
De un cuerpo de ceniza




























Hilar fino




Considera la opción de diluir
Tu rostro sobre una superficie
Porosa, casi animal
Y luego arquea el pasado
Sobre los labios plegados
De un jovencito lustral
Intenta permanecer en la blasfemia
En lo más abyecto de tu sueño
Así tu desnudo devorara
Amaneceres
Y por otra parte no habrá celebraciones
Tampoco recursos a lo insondable
De la aguja

































Alocución metafísica



Ahora qué?
Ahora el río
Deja de ser río
Y de repente Heráclito
Deja de ser Heráclito
El engendro de la orilla
En la otra orilla
Y el espejo del agua
En la corriente de otro nombre





































Cráneo espejo





Hace años
Alguien se suicidó
Dejó pinturas pétreas
Marcos de existencia
Incomprendida
Un banquete de colores
Donde nadie era caníbal
Él se deslizó sobre la tela
Y la tela parpadeó.
Dentro de la representación
No había nada
Un grano
Tal vez su abismo
Pintado de amarillo
La mano del collar de su cuerpo transparente



























Tragedia





Fue un largo encuentro
Unos cuantos despojos
La mano dentro de Alicia
Y el estanque emanando
Figuras que jugaban a ser raíces
Dentro del agua
Volviste de un vuelo a ras del sueño
En tus alas grises una sombra alargada
Y el linaje de los vencidos
Qué queda fuera de la realidad?
Quién desciende dentro de la transparencia?


































Farmacia – Mahler




Se me fue la memoria
También las metamorfosis
De este furioso boticario
Dio positivo en codeína
Y anfetaminas
Fue en las postrimerías
De los años salvajes
Dentro de esta larga transición
De duques y oligarcas de partido
































“se ha dicho, con razón, que todas las grandes obras de la literatura fundan un género o lo deshacen, esto es que son casos especiales”. W. Benjamín. Una imagen de Proust.






Algo en lugar de nada




Me comí el alma
También su alma
Por eso guardo su fotografía
Dentro de un callejón sin salida







































Espectáculo




La plaza vacía
Casi lacaniana
El arco arqueándose
Sobre tu cuello
El sol de agosto al mediodía
Haciendo su agosto
En los cuerpos de las bailarinas
El deseo suntuoso
La belleza insolente
Y una invitación fugaz
A un suspiro de dulces entrañas
Es la rebeldía a no quedarse
Con lo dado a pedir más música
Más regazos, más espectáculo,
Más espejos en este juego de vacíos
Vacuos.






























En el principio....






Para matar hace falta
Valer como muerto
Como la demencia
Con la locura
O una puta
Con su cliente
Lo demás es despellejar
Una piel que no tiene pellejo
Beber sin ser bebido
Amar sin ser poseído
Ser un fermento de desesperación
O pura superficie de heridas
Sin cadáver






























El último viaje




Tiemblo -dijo
Yo vuelo -dije
Pierdo el nombre -dijo
Yo ya estoy perdido -dije
No sé quién soy -dijo
Yo nunca he sabido quién soy-dije
No siento -dijo
Yo en estos momentos-dije-
Ya soy vacío-dijo-




































Recuerdos




Las piedras de madrugada
Ya eran reflejos del muro
Lejos la palmera combaba la celebración
Tan sólo sobreviven los que ofician
El instante
Como el mundo vacío de realidad
Y de humanes.

Era dorado el candado
De tu cadáver
Y la sonrisa
De hierro fundido
Crepúsculo de un antiguo oficio.

Abrí la puerta de dentro
Y salí afuera de tu adentro
Hijo, sólo miran los que han sabido
Vencer sin vencidos






























Morir como las olas





Sea mío el destino también
El paisaje que fui subrayando
Cuando atravesé la frontera.
Tal vez los pocos drakmas que me quedan
Los utilice para comprar
Patrias sin frontera
O tal vez pateras sin mares
Ni ejércitos que los defiendan



































Invasión



Cubre el azar
La posibilidad de entrar
En esta celebración
De abrazos mitigados
Y gestos antiguos
De otro tiempo transido


Me entrego a la transformación
De apariencias
Y tardes impasibles
Entre las sábanas desprendidas
Del mar de tu boca

Volveré a ser reflejo
De tu ceniza
Libro que habla de cerezas
Y cuerpos abrasados
Por la sabia fiesta
De la muerte y de la vida


























Hedonismo




Vuela el río
Entre el espejo
Y su reflejo
Las aguas de piedra
El fondo de agua cristalina...


Las orillas derrotan
A los cuerpos desnudos
De naufragios inmaculados


Vuela el pasar de los años
El vino viejo
Dentro de un cuerpo experimentado
De placeres frugales
De erotismo amañado
De derrotas triunfales
Y triunfos derrotados


Vuela la mano sobre el polvo
Del camino señalado
Por el placer de tu boca
Por mi sexo esclavizado


















Un hecho idiota o el cinismo de la demolición




Aparece un idiota
De esos que cuentan los huesos
Cuando ven un cadáver abierto
Y preguntan encima
Qué somos
Qué hacemos aquí
Cuál es el sentido de los asolados
De sistemas herméticos y derogados

Yo que entre derrota y derrota
Subrayo los triunfos triunfantes
Me cayo
Pero no olvido a los sacerdotes
De la victoria
A los que fundan ciudades y estados
Sobre la sangre de los desmemoriados
Con huesos, con cadáveres
Sin tiempo de preguntas


























Especulación




Espejo botella
Recorre el tiempo
De luna
En este camino
De azulejo
Fusia y verde pino
Estaré en el cuarto de baño
Debajo de la cisterna
Del amor
Jugando a sombras chinas
Entre sudor y narices
Remarcando la frontera
Del deseo

































Soria-vinuesa.89



Entré a una iglesia
Besé los pies
Del crucificado
Me empalmé
Sentí dolor
Y luego me tomé
Una cerveza
De espuma veneciana
No sé por qué
Pero pensé en el campanile de
San marcos
En las tetas de mi hermana
Y en el culo de la camarera
Fue todo muy apostólico católico
Romano
Aun estando en el nacimiento
De río de Don Antonio Machado


























Viaje sin retorno




El espacio sin tiempo
Quizá vertieron su instante
Tiziano. Tintoretto, Bellini,
Veneciano, Leiris o Picasso

Quizá cuando sólo escuché
A Luigi Nonno
Fue la tristeza quien comprendió
Los sueños que fuimos abandonando
A lo largo del Gran Canal
Putrefacto

































Homenaje a Miguel Angel





Sólo era sombra
Perdió el nombre
También la dirección
Sus sueños eran pesadillas
Sus pensamientos demoliciones
Acústicas de orgullo y retórica
Cuando volvía la cara
Se paralizaba el rostro
Delante de la belleza
Declamaba a Deleuze-guattari
A Ezra Pound
Y toda la conversación
Giraba alrededor del olvido
Del instante y el ocaso
Del hombre

































STULTIFERA NAVIS


Volví del presente inaudible
De una música de las esferas
De un torbellino prístino
De un laberinto de tiempos
Retenidos
Y espacios fundiéndose
En las noches extensas
De lo hendido.

No fuimos capaces de rimar
Tampoco de amar
Al descuido
Ni a los adormecidos pensamientos
Del desierto.

Pero sí dimos con la solución
De nuestro desconocimiento:
Cubrir lo descubierto
Volver al comienzo
Una y otra vez
Después de haber perecido


























Para él



Éramos tan jóvenes
Y tan expertos
Que la juventud
Se nos fue de las manos
Antes de conocerla
Y complacerla
Leímos a Pessoa
A Valente también fuimos capaces
De entrarle a Lezama Lima
No olvidamos al gran poeta sureño
Y norteño whiltman
Ni a las personas de un verbo carnal
Fue la complacencia
Del espacio
La finura del cortejo entre
El hombre
Y su entorno
La alevosía de cazar a las sombras
A plena luz del día
También abandonar las contemplaciones
Y las pequeñas huidas
Que fuimos subrayando
En aquella alegoría
Del último gran suicida























Lecciones



Comprendí el alcohol
Por parte de Dylan Thomas
También bajo el volcán
Me desprendí de lo imposible
He sido un descreído
Desde que encontré en un pozo
El cadáver de las religiones del libro
Comencé a leer a Sade a Blanchot
A Klossowsky y de esa unión
Sodomicé a Marx en el cadalso
De nuestra falsa ideología
Me faltó poco tiempo para subrayar
Los libros de Ginsberg, Kerouac, Gregory Corso
Hasta que a sangre fría me tope
Con lo inmensamente pequeño
Y decidí aventurarme en los Trópicos.
No hubo descanso desde entonces...
Porque mi vida siempre ha estado
subrayada en un libro



























Algo más




Hay algo de ti que no te pertenece
Que te hace no ser tú
Pero te da brillo y distinción
Hay algo que enseña ocultando
Que trenza tu nombre en el vacío
Que escapa al misterio
De un amor que adivina dudas
Y deseos innombrables
Hay algo de ti que sabe a cerezas
Entre las trenzas y tus muslos.
Es un después que se convierte
En gozo
Un antes que previene la soledad
Indolente de besar unos labios
Que no existen:
Hay algo de ti que es perfume
De otro prodigio que guarda
Su imagen detrás de mi abismo




























“como en un sueño, el perseguidor nunca lograba alcanzar al fugitivo que perseguía, y tampoco el fugitivo podía escapar claramente de su perseguidor, de modo que ese día Aquiles no logró alcanzar a Héctor, ni Héctor pudo escapar de él definidamente”. La Iliada





Recuerdo cuando perseguía huellas
E iban anticipando indefinidamente
El suelo de mis desvíos
Y el malestar de tus obstáculos



































Los espejos de arena





Hubo resonancias
Un transcurrir de tiempos
Y ascuas de horas que no llegaron
A buen puerto.

Acechaba la estación de agua
Tus ojos negros
El vaho del semen derramado
La terraza de la montaña en las sombras
De la nieve
También los ecos petrificados
Y una querencia hacia los no lugares
Hacia una topología de apariciones
Y cristales que reflejan los espejos de aquella arena
Diabólicamente indefinida




























La noche sin pasaje



El vino de la noche
La carne espejeante
De la luna
La fiebre del deseo.
Tu cuerpo

Siempre tu cuerpo
Entre mis manos de agua
Entre mi boca saciada.

Tu cuerpo quemado
Por las brasas del deseo
Y un lienzo de sonidos
Alrededor de la luz

Inmenso, bajo los párpados
Entre el velo de tu sexo





























materialidad




Recojo la realidad ligera de materia
El día sin luz.

El sol no es real
Y la transparencia madura
En la piedra y el agua.

Tendido sobre la tierra
Voy contando el tiempo
Sin pausa
Vivir en una tardanza
De identidad
Volver a la diferencia
De unos dedos desgranando
La materia del equívoco































El vacío





Una mesa dentro del lugar
Los pies cruzados esperando
La visita del deseo
Luego vino la economía
Dentro de un juego de excesos
Acercaste los labios al precipicio
Todo era espuma
Todo marcaba la frontera
De un gran vacío
Donde años antes
Hubo una sombrilla




































“lugar donde no tiene lugar nada, salvo el lugar”. Mallarmé




Verbena popular en un pueblo de la castilla
fronteriza





Hubo una salida:
Seguir viviendo

































Inmediatez




La insalubridad de la estancia
Era el anuncio de lo que se nos
Venía encima. Dejó de llover
Nuestros ojos fijos a un ventanuco
Admirable de un gótico bizantino.
Vino el silencio luego un delicado
Estar sin detenciones
Belleza de crepúsculos
El resplandor de un saber terminar
Los tiempos que no son nuestros





































Ahogado



Achicamos el agua
Que nos ahogaba de cuello
Para adentro
Fuera las nubes recogían la lluvia
Que la arena iba arremolinando
En el sueño de las dunas
Todo fue arrojo también se acomodó
La niebla dentro de nuestro campamento.
Más allá los espejismos
Ensombrecían el resquebrajo
De tus uñas dentro de mi carne
Y aprendí a gritar en las noches
De las grietas sin oasis
En las raíces de palmeras de piedra
Dentro de las rocas
De un agua cristalina
Que no reflejaba nuestros cuerpos desnudos
Cosidos a cada grano de cristal ahogado




























Instalaciones



Salí y me encontré
Luego ya no supe más de mí
Sólo un recuerdo que persigo
Un perfil que no mejoro
Con el tiempo
Un estar en penumbra
En medio de una luz insolente
Un sueño dentro de una burbuja
De jabón de madre cristalina
Y un diáfano succionar
Dentro de mi nombre
Que no consigo desinstalar.
Y fue así como inventé
Este diván de museos vacíos





























Fue así y no hubo otro caso
Tampoco hubo testigos


Volver con la grieta
En la frente
Que refleja la nada
Y no ser ni tu nombre

Volver con la piel
En la mano
Dentro de tu boca
Para ser ignorado
Y horadar
Tu cuerpo con ojos
De nieve

Volver
Con los dedos de nube
Con la piel de tormenta
Con mirada inventada
Fuera de esta holgura
De matarme siempre
Entre tus muslos

Volver y no ser fuego
En tu boca de fiebre
























Después de consumir un cráneo
Dentro de otro cráneo





Baño mi otro cuerpo
Dentro del agua vacía
De tu bañera de carne
Desintegrada en la boca
De un techo azul celeste.

Muevo los escombros
De tu cuerpo
Y tu sexo lo sello
Con saliva de cera
Con velo de vientre
En la gran desaparición
Sin duelo ni maquillaje































Ella





Devastación
La belleza en la plaza san marcos
Un capuchino
Un cuarteto rasgando las piedras
De agua a la altura de su boca
Qué delectación!
Escancio el café en su boca
Y me sumerjo dentro
De su cuerpo sin piel.

Sé que siente lo que nunca ha sentido
También hay culpabilidad
Pero por eso emerge la belleza
En todo su esplendor dentro
De una pequeña botella que recoge
El gran canal sin reflejos en el agua



























Traducciones de otras épocas



Es insolente dibujar la capilla sixtina
Sin los pies en la tierra
Como enmarcar un trozo
De pared y dibujar fuera de él
El retrato de la pared
Su grieta que atraviesa
Los cuerpos que contemplan la reflexión
Del artista.

Fue un instante de fundaciones
En la memoria
De bibliotecas inmensas
Y sedimentos de enunciados científicos
Poéticos pictóricos modelos de interrogatorios
Sin nadie que persiga las voces
Cada vez más gráciles, más huesudas
En un encuentro de verosimilitudes circunstanciales.



























Sin ojos que retiren la iluminación




Antes de encontrar su cuerpo
Tendido sobre la alfombra
Me fije en el resplandor
De una figura sentada
En el vértigo de una columna
Sin pies
Sin brazos
Con mitad de la nariz
Y su miembro cercenado
En un corte perfecto.

La observé
Su desnudo resaltaba
Sobre la alfombra
Y su vello se encadenaba
Casi al mármol por imitación
De su deseo frío y transparente
En su opacidad



























La mercancía es algo más




Es tan sencillo
Desear sin volver
Como despedazar la
Muerte dentro de la puerta
Del provecho
Es responsable
Del gran fraude que administra
Lentamente la frontera
Como enternecedor la cartografía
Que realizó de su vientre
Aquella noche de lunas dormidas
Asintiendo el depósito de llagas
Y vocaciones de ultramar

“La negra pastilla del pasillo
Resultó ser una impostora
Que fue capaz de reflejar toda
La escatología que esta ciudad
derramó sobre
El silencio del mostrador”

En verdad te pudo la melancolía
Entre el ácido lisérgico y otro principio
Activo que emanaba de tus cuadros
Recién pintados y reventados


Tus pupilas remarcaban la oquedad del arco
Y subrayaban la raíz arrasada
Del desbordamiento de perfiles
Esquinas y varias traiciones sin afición
Al pacto














Me penetraste





Extraño comienzo
Para un viento desavenido













































El vacío realiza la presencia





El mar dentro de mis pies
Navegar en el cadalso
De las cenizas
De cualquier rey
Vendrá luego el resplandor
De los que nombran la vida
Y borran los episodios de la crueldad
Sin olvidar que el rumbo es diverso
Pero no esencialista.





























“siendo Venecia, ella misma, pintura, manantial de pintura, y no, como se creyó en el XIX, un mero espectáculo para pintores....” Ramón Gaya. Diario de un pintor






No quería ir pero no regresé





Tu brazo pintando la realidad
Tal vez una desavenencia
Por un desprecio
O un malentendido
Pasear por Venecia
En la soledad
De una ciudad fantasma
Liquida.
Un café
Una insinuación
Situé la provocación
A la altura de su barbilla
No fui capaz de palparme
Y fue cuando ese enano
Me reto a un pulso eterno
Entre plumas y sangre revelada
























El trayecto fue largo


Cuando abriste las manos
Para desatar el nudo
Del viento en mis ojos
Interrogué a la última conspiración
Del otoño
Fue en ese mundo entre dos horizontes
De sangre esquina con el tiempo detenido
Y el centelleo de unas sílabas tras el telón
El motivo de la piedra ingrávida
Dentro de la luz crepuscular
De hojas rojizas
De cobre en las ventanas dibujando
La silueta de un exterior sorprendido.

Fue el color ignorado y los brazos
Pintados por el aroma de una madera
Envejecida dentro de aquella habitación
En un rincón de Cáceres
En una lluvia diminuta
En tu cerebro de espuma y una poética
De carne y hueso.
























El jardín del destierro





El espejo desatado
La lengua flamígera tu espalda
Detrás del reflejo

También los aguijones
Secundaron la pesadilla

Y tus senos abiertos
A la intemperie del precipicio
Propiciaron la fiebre de la noche


Mi corazón carnal
Latía en tu sexo insomne
Sin memoria pero despierto
A una tierra de vidrio
A unos ojos frutales de hojas
Inconmensurables.

Y la luna meciendo la cama de aullidos
Y adivinanzas.























Parkinson



La nada es el reverso de mi padre
Cuando despierta de su reconciliación
Con la vida y su don.

Se aleja cada vez que mueve la cabeza
Pero es certero en su mirada
Como una diana sin flecha
Como una respuesta sin pregunta.

En su deambular recorre los confines
De mi boca de hielo
Y entre júbilo y combates
Regresa a su cama de nada
Donde nadie duerme los sueños
De los que no quisieron tener nombre




























Respuesta intangible



Te escribí, no importa
Suelo hacerlo cuando no sé
Que decir
Cuando la vida pasa en desorden
Y la sombra de las horas
Recurre al vértigo...
A un infinito malestar
Que añora la pesadumbre
De escribir el mundo
Los confines y el peso
Del desierto evanescente








































Almohadillas cinematográficas



Los cerebros que emanan
De la niebla
Son golondrinas que atraviesan
Los muros de las estrellas
Por eso no miran vuelan a ras
De los ojos que nosotros inventamos
Y dentro de la tierra recorren las raíces
Que construyen montañas de papeles
Vueltas hacia el vacío bordado de los verbos
































Espacio no lugar





Y es así coser dentro de la herida
Pensar en la respiración
De la impaciencia
Y golpear la puerta
Detrás de otra puerta
Dentro de la misma puerta



































Alas de agua





La luz que ansías
Llama de día
Sombra de noche.
Ciega camina
Al fuego de las velas
No hay sacristías
Ni espadas
Sólo inocentes inmóviles
Y sangre derramada.

La luz que ansías
No tiene cuerpo
Tampoco alma
Es una voz de carne
Una fuerza suspendida
En la desnudez detenida
En tus labios de cristal.

La luz que ansías
Golpea la llama
La madera dorada
Los tiempos aprendidos
Y el rumor del instante

“Esta es la herida ardiente
Este es el rostro inventado
Esta la boca cosida a las horas
Ganadas a un día que delata
A una noche que señala
A un mundo que reanuda
La marcha
Cuando nosotros regresamos
Al fuego de un prófugo mar”


La luz que ansías suscita
A la nada
A las alas de agua
En la sacudida de la desaparición

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