lunes, 3 de enero de 2011

CRÁNEO OPIUM (1995)
GREGORIO OJER





Quincey




Y la puerta del otro?
Aquel paisaje donde navegué
Dentro del retrato del homicida?










































Perduración




Vuela la plenitud
A lomos de la arena
Dentro de la botella
No hay mensaje










































En los brazos de Dylan Thomas


Lleno la belleza
Dentro de la azotea de Marrakech
El sol copula con la luna
Y desnudo recuerdo tu cuerpo
Y no hablé cuando éramos dos
En una sola geometría
Tampoco digerí el desierto entre botellas
De ginebra y polen de los dioses






































Travesía holandesa





El latir del horror
Retorcido en el magma
De la descomposición
Decir escucho dentro de tu vientre
Dentro de otro que escucha
Y te reconocí
Poéticamente en el aliento del gato
Una habitación vacía
Un pasillo inmenso
Y tus ojos reflejados en el espejo
De la dilatación
Y respiré dentro de la nota
Que concertó la música en el pasillo
Del vuelo cáscara
Porque perdí la vida y el crecimiento
De mi boca dentro de tu boca





























Languidez




Creo que fue en Cadaqués
Cuando retomaste la juventud
En ese interludio
De pastillas y humos bancarios
Adivinaste la vida anterior
De tus fantasmas
También las metáforas
Del primer abrazo
El tiempo dilatado se inclinaba
Sobre el agua hundida de tus dedos
Y volvieron las pieles del incendio
Y el amor inacabado entre las cenizas
De tu vientre.
Fue favorable la marea de la nada
Sobre la luz de nuestra mutación

































El viaje




Desvela el ardor
La lujuria
Envuelve la belleza
Dentro de la última estación
Como los pájaros sin alas
Que recorrieron nuestra
Estancia
Se agrandaba cada vez que
Mi cadáver resbalaba dentro de la piedra
De tu sombra
Hace mucho
Milenios entre esta espesura
De rescribir lo que ya perdimos
Fue la lengua encendida
De esa muerte crepuscular
Dentro de la llama




























Incendios





Viví la vida
En un presente continuo
Vivo la vida
Aún sin fecha
Con el aliento del que retiene
El umbral de la respiración




































El otro viaje




Casi nada
El cuerpo abandonado
Sobre el azulejo
Blanco de un paraíso perdido
Antes de buscarlo
Sin embargo fue la dama
De marfil la que dibujó
La huída dentro de tus sábanas
Blancas con sirenas tatuadas
En el silencio de Ulises




































Farmacopea




El caballo crispado
En la garganta desollada
Dijiste un hombre sin esperanza
Entonces leía a Leiris
Y la tormenta pasó
Luego vino la abstracción
Pollock, y las líneas sutiles
De Jorge increpando al vacío
Del cuadro
Perfiles de riesgos deshumanizados,
Despiezados...
Y el imbécil de Espriu y Biedma
Entraron sin llamar al mundo
Del magnicidio de mi dedo índice:
Ese pequeño miembro que delimita mi existencia
Con el vacío de mi nombre






























Estancias



Vivo la vida de mi vida
Y no reconozco nada
Sólo una profesión antigua
De besos verbales carnales
De destierro en pieles de cuerpos
Ausentes
De voces menesterosas a fuerza
De confituras comestibles






































Nuevas estrategias



Cierta melancolía
Neologismos
Y una ciudad invisible
En la introducción
De tu tecnología
Agua dentro de agua
Y la exposición de las pieles
De la derrota
Sin puerta de entrada









































Nápoles.



Los casos que contamos
Para deletrear el deseo
Y el exceso cerca del puerto
De Nápoles donde las anclas aladas
Recogían nuestros sueños
De pieles marinas
Nada tenían que ver con lo que abandonamos
Dentro de la pensión de dos mil liras
Y un aire proustiano
Entre lecturas de Pound
E iluminaciones paganas

































Aprendiz de Brujo. Salamanca



Quién volvió siendo cómplice
De la alucinación?
Quién surgió entre las cenizas
Del último invierno ignoto?
Quién desde la perversión
De los nombres
Dibujó aquel paisaje inmóvil
Que atravesaba la ciudad fluvial
Del pétreo Tormes.
Las huellas fueron inscripciones
En las aguas escenificadas del deseo
































Grandeza



Al final todo acaba
Casi en las manos
La biblioteca apretaba
Al mundo en el desvanecimiento
De tus nalgas
Es posible que todos los que escribieron
Del deseo
Perdieron el mensaje de tu última
Página
También esta helada
Que deshace la noche inútilmente
En al extensión de otra tentación





































Pompeya




El refugio del deseo
El amor carnal dentro
De un laberinto intestinal
Reposando entre cerámicas
Contemplando la muerte extraña
En las entrañas del gineceo
Vómito de maquinas de follar
Conspiraciones de césares
Dispuestos a ejecutar a los heterodoxos
Seriamente me plantearía la existencia
De unas cuantas ruinas sangrando
En la garganta de este cuerpo petrificado

































Cráneo vacío



Ojos que miran
La consunción del miedo
En la cornisa de un estilizado
Cuerpo blanco
Ojos inclinados gravemente
Entre el barro de unas manos
Amputadas por la borrachera
Impropia del libro que te regalé
Ojos que husmean
Entre las brasas de tu habitación subterránea
Ruidos de pieles agujereadas
Ruidos de cielos estrellados en la cresta
De la almohada
Ruidos de una generación nocturna
Recién salida del bálsamo mortecino
Del puto catolicismo
Ruido de plumas plúmbeas
En el intelecto de la locura
Ojos de ruido y flores de agua
En el monte hundido
De este cráneo vacío



























Maquina




Recuerdas el mundo
Haciéndose añicos
En mis venas de porcelana
Rascando las paredes
De cal viva
Con muertos desnudos
A la altura de la disipación
De tu boca entre aquel tupido
Mercado de nieve concéntrica
En los labios del estribillo?
Fue el umbral de la plaza
Dentro de tu petaca
Vivimos y bebimos la aniquilación
Del deseo hasta la altura
De sus mentiras
Frente a una batalla sin nombre,
Sin tiempo que pasó desapercibida
Para los raptores de la historia
















Malentendido




No hay pregunta
Sin problema.
Me olvidé de tu nombre.












































Carretera a ventas




Adaptamos la realidad
A unos cuantos silencios
Cuando tras el coche dejábamos
Acuarelas y scherzos recién destinados
A unas cuantas hipótesis de noches
Sin días y de días con veinte noches
Al final las piedras abrían el camino
Dentro de nuestros pies
Y mirábamos estupefactos
La disolución de los pájaros
En montañas
Y la adivinación de los bosques
Entre los visillos de aquella ventana
Mutante dentro de otros ojos































Parques humanos




Pasaron los días
Y el temblor del agua
En tu vientre
Mis labios recorrían
El fresco de la existencia
La sensación de haber perdido
El espacio que marque
Alrededor de tu vacío también el
Espejismo del ahorcado
Para un conocimiento
Del exceso dentro de la muerte
Tal vez el orgasmo de la vida
Olvidé incluso la embriaguez
De tu proximidad en el infinito
De mi piel
































Me acuerdo de la despedida




La niebla en la necesidad
De visión
La carretera de la ausencia
El largo trayecto entre Soria
Y Avila
El paisaje ininterrumpido
En la instalación del deseo
Y ese veneno que recorría
Cada uno de los pueblos
Que iba acomodando a la falta
De miedo
El desierto de un aroma
En la inmensidad de tu pertenencia
Y por fin las crestas de tus piedras
Milenarias en una noche de tormentas
Y de dolor

























Antipsiquiatría



La conexión de tu cuerpo
Y mi lengua genera
Malentendidos
O ese imprevisto goce hacia
El vacío









































Belleza amiga belleza amante



Dejar pasar el gato por las entrañas
Arañar el cuerpo de un muerto
Sobre las sábanas de otra cama
Contemplar parirte dentro de un espejo
Y ver brillar los ojos de felino
Del circulo de cuerpos desnudos
Atornillados a las paredes sin fronteras
Regresar sobre el gozne de una puerta cerrada
Que oculta tu rostro vacío
Y sentir la respiración de un desconocido
Detrás de tu cabeza que como una bombilla
Se enciende y se apaga en el prostíbulo
De tu corazón
Y volver sobre las raíces del mensaje
De esta boca que perdí en el umbral
De tu puerta cuando fuiste tú la que me recogiste
Del susurro viejo entre brazos amigos y nubes presentidas:
Te amé más allá del pasillo y sigo abrazado
A la astilla de tu fluir bello


























Cuadratura del círculo



Se embarazó una pared
Y naciste entre la pintura
De mi boca
Y el lienzo a medio hacer
Que colgaba dentro
De mi piel
Supe que eras tú
Siempre supe que eras tú
Y te llamé por tu nombre
Que es el mío
Cuando deletreé en voz baja
Aquel ángulo que quedaba vacío
Entre tu lengua y mi boca

































Sin propiedad



El filo de Venecia entre acordes
De violines sombríos
La forma de desnudarte dentro de
La plaza de san marcos
Entonces comprendí que no podía creer
En nada mas que en el perfil que dejaba
Tu piel entre las yemas de las piedras
Y llovía y la cifra acumulaba
Despertares e insolentes acertijos sin futuro
Habría que trazar el límite del horizonte
Con el encuentro de tu cintura
Para saber con la exactitud
Del que borra su rostro
Sobre la piedra negra:
El desvanecimiento del fondo
La suspensión del mar
En la góndola del deseo cristalino






























Chamaleon poet



El cuerpo sin máscara
El humo bebido de la luz
Sin cenizas, sin incógnitas
Ni métodos que depurar
El desdoble del hueco del tiempo
El roer del vacío
Y el necio amor asomándose
Al abismo del olvido
Persiste en la extinción
En el húmedo suicidio
De los nombres
En ningún lado
Arrastrándose en la escala de la ausencia


























Volatilizado




Volatilizado el itinerario
Surge el espejismo
Y Cavafis
Propio del descubrimiento
O el hallazgo entre arenas cristalinas
Del zapato de la última huella.






































Cráneo opium



Extremo principio el de retener
La horizontalidad del laberinto
Como deshacer la única salida
En mi única entrada sedienta
De humo y de fría ceniza
El fingimiento del borde de la vida
En la vertical póstuma del día
Cuando el hueco de la noche relame
Los desperdicios de la ternura
Y la intima sed de infinito.
El viento abrió el cráneo de agua
Más allá de cualquier oficio de viviente
O de poeta
El tiempo adquirió honestidad
Entre jirones de verbos
Y volutas en destierro




























Hoy es el día

Hoy es el día
Donde se desnuda
El aire
Y donde tu cuerpo hecho jirones
Se pavonea
Delante de mi noche
Que es nada
En este día deslizado
Hacia el tapiz
De otra piel
Hoy
Es el día
De un hoy todavía
No realizado
Dentro de tantos días turbios
Malentendidos sin respuesta
Como preguntas formuladas
Sin respiración
Entre la funda de la realidad
Inmanente
Hoy es hoy
Como un día venido
Accidente
Gota del deseo
Hombre
Nada
Delito del frío despreciable
Del desamor
Vacío
Como una boca sin rostro
Como un despreciable amanecer
Sin luz.












Posarse sobre la muralla



Antiguo como el frío
Solo como el disparate
Feroz de apariencia
Casi insultante en las maneras
De situar los pies
Cuando bosteza.
Subía a lomos del mundo
Jadeante, extático
Con los fantasmas del goce
Empapelando los rincones
Del placer quebradizo


Siempre que el tiempo
Importaba deshacía el entuerto
Destruyendo todas las ideologías
De la cobardía


Y así siglos y vientos
De otra realidad
Un latido posible
La voluntad de deshacer
La comisura de la eternidad
El quehacer terrible de hacer
Visible lo invisible


Y el delito de la luz
Sobre tu cuerpo














“Prefiero no saber nada de eso”. Lacan





Acertijos






Se deshace la noche
Urdida entre tus labios
Sin mi existencia


El barro de la llama
El humano emplazamiento
Del fuego

Juzgarte es limitar el clamor
De aquella mirada errante
Entre el bosque de peldaños
O soplar el acertijo del vacío





























“Objetos de la noche./ sombras.” J.A. Valente. Material Memoria





Adornos


Nadar en la nada
Soledad de láudano
Jamás la raíz
Se afana a la sed
Como el barro
A tus pies vacíos
El tiempo de la razón
Se desvanece en la sombra
Del miedo































El sentido




Un hombre dentro de un hombre
Una mano dentro de una mano
Una puerta dentro de una puerta
Un vacío dentro de un vacío
Respirar dentro de la respiración
Mirar dentro de la mirada
Y nadar fuera del agua
Entonces es posible hundirse
En el abismo
Y perforar el muro de la realidad
Dentro de la realidad
Y salir en el exceso de la piedra
Fuera de la grieta
Fuera de la vida
Fuera de la muerte
Dentro del golpe infinito
De otra piel dentro de mi piel
Y así el pronunciamiento del regreso
Cuando ya has terminado
























Un tiempo



El rostro diluido en la pared
Subrayaba los pliegues
Del espacio
Detrás, los ojos brotados
De sus orbitas definían
Los contornos de los transeúntes.

Hablar de pertenencias
Silenciar las acusaciones de la vida
En las noches mordidas
De ciclos ávidos
De desgarros
Y placeres sin encargos
Ni denuncias

Mientras preparabas los besos
Mi cuerpo se iba acomodando
A la sangre de la madrugada

Y la esfinge dispuso el tacto
A la certeza de aquel descenso
Al vientre de Mefistófeles




















El tiempo dentro del tiempo


Sigue el rostro
Ahora sin contornos
Arrastrado al ciclo del delirio
Al gemido del latido
Sin corazón
El sueño sin noche
Y la noche sin respuesta
De luz
Empapado de otro cuerpo
Reposa el recuerdo
De la promesa
De vivir dentro y fuera
De otro recuerdo intacto
Y no basta para atrapar
La pupila del corrimiento
Sin espacio
Y la repetida voz administrada
Por una química trascendental
Blanca y transparente como la materia
De tus manos























“nada tiene seguro/ el hombre ni flaqueza/ ni fuerza ni corazón”. Louis Aragon.



Correspondencias



Vivieron juntos dos tiempos
divergentes



























“pensar el silencio es, de algún modo, hacerlo audible”. Edmon Jabés. Lengua fuente lengua blanco



Curvas benevolentes



Fue la noche de la traición
Detrás de la curva
El licor recorrió tu cuerpo
Iba dando saltos sobre los dorados
Labios de la luna
Te enseñé la existencia por detrás
De la vida
Y los huesos del deseo
Echaron raíces
En el asfalto de tu vientre


































“Palimpsesto.-Escrito debajo de una mujer”.Cristina Pero Rossi. Evohé


La estatua dulzuna



Embarque en
Barcelona luego una larga
Travesía por el mar desmemoriado
Para más tarde divisar la abrasada
Ciudad del imperio sin sol
Séneca, Ciceron.. incluso Pound
Recorriendo las prisiones de occidente
Como aquella vez cuando abriste
Las personas del verbo
Y fuiste recitando los cantos junto
Con los versos de un Biedma orgulloso
Lucido, también envejecido
Por la juventud de sus ojos
Poco a poco las fisuras de la inmensidad
Se manifestaron entre las calles de Roma
Esa ruina maldita que tiñe mis recuerdos
De deshechos y estatuas castradas



















“ la noche es como una lona
caliente”. Las Meninas. J.M. Alvarez



Lo ví




Vuelo de ceniza
Viento de arena
Remolino cáustico
De huesos amontonados
Sin cráneos de mares rotos
Brisa de tonalidades
Ginebra indígena
Una huella sin belleza
Sólo huella
Luego el vacío del cuerpo
El vacío del viaje
El vacío del propósito.
La vida

























“por que el reloj de arena y la campana/ no puedan recordarte los horarios/ del afán, te han surgido esas dos alas/ y alguien ha coronado tu cabeza”. Anibal Núñez. Figura en un paisaje





Homenaje




Encargaría corrupciones
De bellísimos amores
De besos de tornillo
De cuerpos enlazados
En una cacería sin descanso
Corazones de agua
Ojos de fuego en la noche
De un desmoronamiento
De abrazos y penetraciones
Y fluctuaciones varias
Sin sueños
Corpóreos
Dentro de ti
Dentro de mi


































“Una mujer tiene que devenir-mujer, pero en un devenir-mujer del hombre en su totalidad”. Deleuze. Mil Mesetas





Recitales



La estrella de la noche
Al otro lado de la barra
Del bar
Cuerpos de porcelana
Recorren los distintos
Espacios vacíos
Fueron inútiles los convencimientos
Como el perverso vaso
De cerveza que derramaron
Entre el amanecer
Y los primeros rayos de la tarde































Marruecos



Dulce desnudo de raíces
No fuimos el gesto del fuego
Tampoco el horror de las formas
De las brasas
Pero la ruina del vertido de tu boca
Recompuso la inmensidad del reflejo
Del cristal roto.


Pasó la tormenta
Y el sueño ingrávido de tu desbordamiento.


El desplazamiento se originó en la esfera
De la escama y la luna de agua.
La arena era inmensa dentro de la ceniza
Fuera, la salitre hacía mella en el silencio
De la materia





























Dosis de Lacan



La boca nombra a la nada
Ello desemboca en el reflejo
Del desierto
Un dromedario aletea
Sobre el pétalo de un cactus.
La muerte dicta la trama


Esos ojos que abrazaban
Las ruinas aparecieron entre
El musgo y el fantasma































“todo el secreto del misticismo consiste en que el hombre puede comprenderlo todo con ayuda de lo que no comprende” Cherterton. Ortodoxia




Tánger





La extinción de la vida
En unos labios
El frío del placer
De morir dentro del hígado
El sonido de lo putrefacto
Y el del mar dentro de las entrañas
De una bombilla eléctrica
La luz al fin
En este confinamiento
Y el aire que nunca calla
En la antesala
De mi nombre



































Desalaciones






Cráneo opium
Quebrado cráneo de acertijos
Y tiempos moribundos
Humo de cristal.

Cuántos coágulos admitiste
Dentro del pez.

Cuántos gestos orillados
En la liquidez de mi hastío

Cuántos mares en mi manto de cristal.




























“por monstruo entiendo alguna presencia o aparición horrenda que hace estalla todas las normas que tenemos sobre armonía, orden y conducta ética”. J. Campbell. El poder del mito






Retrato de un inacabado




Fue la hojarasca la que ocultó
El arco de Calístenes
El pseudo
Yo decidí caminar
Por el lado izquierdo
De la vida
Para enfrentarme mortalmente
Con esa otra vida
De la embriaguez
Y de los húmedos licores
De la imaginación sin cortapisas
Ni iconos en llamas
Que adoran la servidumbre
De los malaventurados
Y la verdad sin equívocos


























“el sistema es necesario y también lo es el exceso” G. Bataille


Palimpsesto





Eso de drogas bruñidas
A la piel sin tacto
Como aquellos crepúsculos de desnudos
Por encima del tiempo

Y esas amapolas transidas de escalofrío!

Los retazos los inscribiste tú
En una calle de Lisboa

La desolación de la rosa
El quehacer del horror
Y el ocaso en un bar de puerto
Dentro de tu boca serenísima.

Fui apaciguado por el sol de la noche.

Tus ojos desvanecidos procuraron
Conversar con el demonio de mis labios




























Entre las murallas



Dijiste quintaesencia
El cielo circular en la cuadratura
Del círculo
Física cálida
Y una belleza de siglos perplejos
Dentro de tu envoltorio
Te observé caminar delante
Un día cualquiera
Con esos pantalones raídos
Por las uñas del deseo
Dios! Fuiste delicadísima
En mis hombros
Yo un animal airoso
De pezuñas insolentes
Pero misteriosas
Recuerdo el lujo de tu realidad
Envuelta entre roces
Y legendarias caricias
















“arrastrado vivo hasta la maravillosas profundidades, donde se deslizaban hacia delante y hacia atrás ante su pasiva mirada extrañas formas del mundo primitivo no corrompido” Melville. Moby Dick



Viaje




Existo gracias
A tu espejo sin alas
Como ese infinito camino
Que se consumaba en el sueño
De ese perro deshojado
En tu árbol de navidad
































“con vértigo celeste incluso/ muerte padeciendo amor amor amor/ hacia la última estrella” Luz Pozo Garza. 70 girasoles años luz





Para qué





Para qué dijiste
El negocio de los fluidos
El estilo de tu autógrafo
Volver límpido después de la reyerta
De la ciudad con nuestras manos
El cerebro en el sueño del paisaje
La música de las hojas
Traspasando el silencio de sus tallos...!



































Carrera de fondo




Se extinguieron los descubrimientos
De una despedida también los metros
En blanco que sucumbieron
A las entrañas de la última apuesta
Una respuesta sin pudor
Cuando el entusiasmo de los sueños
Predecían el desmoronamiento
De cada decisión
Fue fácil perecer excelentemente
Sin ningún tipo de reparo a la imperfección
Como también turbar los sentidos
De los que no supieron seguir.































El último escalón






Una pequeña mención a
Pie de página
Los cuatro volúmenes gastados
De las obras completas de Borges
Los cantos de pound sólo los cantos
Rodeando a Leopardi
Y a lampedusa;
Aquellas palabras de Racine
Desdijeron tus posicionamientos
En torno a la portentosa y esquilmada
Poesía de lorca
Fue Pessoa el que tradujo tu boca
Y esa edición de las canciones de Bilitis
Presintiendo ya el esbozo de la excelencia
De tu cuerpo y tus manos narradoras.
Luego las memorias de Adriano
Y el descubrimiento de un cierto estoicismo
Que no nos sirvió de mucho
Tal vez en esa piazza y
En ese escalofrío de un café solo
Se encontraba la biblioteca de nuestro deseo
Pero eso era hedonismo
Puro hedonismo de brazos subrayados
De pelvis abiertas a cualquier renuncia
Y ese orgullo de sentirnos
Como nadie ha sentido
Tal vez Hölderlin más allá de la atracción
De Sils María o el último viaje a la campiña
De Siena.















Farmacopea



Volver la mirada y deshacerse
Uno particularmente
Dentro de una botella con mensaje
Sentir el dolor del agua
Traspasando el dolor de la corriente
Observar el vacío en las entrañas
De un pez carcomido por el oleaje
Desterrar la memoria y no pedir
Consuelo ni destierro del olvido
Volverse en la piel de otro
Y sentirse observado en el confinamiento
De una misma mirada


































Caballo de troya




Fue excesivo
La soledad sin sangre
Sin mueca, seca
La mirada absorbida
La boca tiritaba
Acepté contemplar
Las ruinas de Duino también el galope
Del caballo de troya
Fue después el asombro
De la juventud espectáculo
Los dedos rutilantes sobre
La alfombra de la muerte
Una batalla perdida
Unos cuantos instantes contando
El tiempo que faltaba para el surgimiento
De otro tiempo esta vez sin mensaje


Siempre dentro del desierto
Y de un frío intenso que subrayaba
Cada espacio socavado en las entrañas
Del delirio





















Amor fati





Resabio en otros despertares
Se hundió en un trozo de porcelana
El agua cubría sus pies
Cuando lentamente su lengua
Se ocultaba detrás de las rocas

Observé en el horizonte
Las llamas del barco
Legando sus cenizas al fondo
De la arena dormida

































La noche


La añoranza del cuello
Excitado
Sentir la espera
En tu búsqueda
Sin dioses
El sueño dentro del sueño
Cuando giras la cabeza
Y no reconoces a nadie
Y estas tú entre ellas
Entonces la anatomía
Recobra espacios inesperados
La luz se vuelve luz
Y la mirada recobra la intensidad
De la desaparición































Lisboa




Hoja de agua
Mar de sueño
Naufragio furtivo
Desnudo
Bebo el desierto
Y el atardecer
Pájaro sin espacio
Alas en la quietud
Bebo el adentro
Del tiempo
Vaho ciego
Larga noche
De la huella
En tu paladar
Musgo de vientre
Lengua de leche
Lluvia retráctil
En el estallido
De la sombra
Te nombro
Te bebo
Raíz lunar
De líquidos germinales
Duración en la respiración
De la nada
Sin nadie
Sin nombre
Visible dentro de tu despertar





















Vulva


Cuando dispusiste el cuerpo extendido
Bebí el derrame
No de tu sangre
Sino de la lengua de mi miembro
Donde comienza el umbral
De tus nalgas
Tu boca bebida
Mi frente dentro de tus muslos
Y la noche humedecida
Entre las sábanas impolutas

No hay comentarios:

Publicar un comentario