lunes, 3 de enero de 2011

LO CONVEXO DE LA VIDA Y LO CÓNCAVO DE LA MUERTE (2006)
GREGORIO OJER






“es hermoso tener la fuerza de un gigante, pero es terrible usarla como un gigante”. Shakespeare




















“Mis experimentos con éter eran infrecuentes”. Jünger. Acercamientos


Hervideros de soles





Entre lo convexo de la vida
Y lo cóncavo de la muerte
Hervidero de soles que estallan
En mis labios, detrás de las rendijas
Plateadas de tus senos
Es la ceniza el canto de la sirena
Atrapada entre mis rodillas
Que vuelve aullido la música
De tu vientre
Es la rosa señuelo de tus racimos
De alambradas envolviendo
Mi respiración al son de tus desdenes
Vendrá la palabra arrollando
La sangre retenida en tu boca
Vendrá el silencio arrullando
Los primeros latidos.





























El espejo azul




Rayando el asfalto
Con la punta de la pluma
De la torre de babel
Cierra el nombre
Sobre el espejo
El azul de la vida
Emergiendo ignoto
El laberinto de los sueños





































Comportamiento estoico






No hay miedo ni esperanza
El límite justo de la respiración
Y el aullido que previene
De morir en vida
O de vivir en muerte.








































Espinas dorsales






Legajos y palabras
Que subrayan el compás contaminado
Ellas en la angostura
Tejen con fruición la madeja
Con el hilo negro de tus venas
Agrietando al tiempo
El aliento de un segundo.





































El sudor del cisne




También su linaje es servil
Troceador del Idolo
Recoge los trozos de mortaja
Destejiendo la noche en tus ojos
Tejiendo la muerte en tus manos
Cisne que revolotea en último canto
Añorando la belleza que atrapa
El vuelo sobre los despojos humanos.






































La piel del placer





Se abre la semilla
Y la columna vertebral esparce
Las espinas
Que rasgan la piel
De tu inverosímil pudor






































Demasiado humano






La disolución de lo telúrico
Al trasluz
Manto de coral
Que tintinea sobre el volcán
De la creencia
Embriaguez que nos acerca
Al desierto
Del esperpento humano



































Secretos





Un leve naufragio
Destruyendo
La precipitación
De lo humano
En lo divino
Alrededor de la corola





































La trampa de la luz







Decir vida en silencio
Cuando sucede muerte
Y adorna de colores
El arco iris de tu vientre
Decir nada sin que anochezca
Sin que el día ilumine
La trampa y el escalofrío





































Topografías






La muerte se desborda en la muerte
Y el cansancio de los féretros
Escarba en la tierra obstinada
Susurrando las cenizas
Que respiramos en los bordes sonoros
De la carne
Viene al socavo del frío
El ropaje azulado del absorto instante
Y surca reseco el desgarro
De la hierba en tu piel.































Cartografía






Imagina que el tiempo
Cubre la rozadura
De la vida
En la muerte










































El camino del derrame




Se perfila el ciprés encorvado
Delimita el santuario de la asfixia
Aventura el abandono
Del derrame de la niñez
En el remoto rostro de Locura
Siempre
Hay una luna profunda
Conviviendo con el muro
Que separa a Memoria
Del extraño Silencio.


































Desterritorialización






Hay quien espera
A la consagración
Del paisaje






































Oficio



Grazna el corazón de la quimera
El cascarón de la deriva
En la espuma párvula de la pasión
Se adentra el maleficio
En el oficio de la belleza
No pudo haber eclipse de la muerte:
Cantó la muerte tras la muerte
En el ímpetu justo del vientre
Murió la muerte sobre su nombre:
Nombre sobre nombre
Grieta de mi carne
En la ofrenda del límite.


































La palabra en la tierra






En el rumor del epitafio
En el precipicio de la sinrazón
Lo que hace durar el resplandor
De una bella caligrafía
No hay nada desde la nada
La eyaculación de la madre tierra
Sobre la zozobra del gusano.






































El rincón del olvido







El reverso de la precipitación
Es la amistad
El espacio imaginario
De alguien que sabe que la vida
No consagra
La victoria
Ni tampoco el escarnio.


































Disimulo





Tensa las cuerdas
El talismán quebrado
La cicatriz privada del olvido
En la cabecera
De la conciencia
Ronronea la muerte
Trémula
Salpicando de escamas
Tu cuerpo
Derramando de trenzas
El deseo.

































El sendero


Exhumación
Noche
Mudanza
Larva
Helechos
Murmullo
Temblor de párpados
Escarcha de campanas
El sendero que regresa
Del cementerio
Dócil invasora
Que iguala los sabores
Tibia mancha
De lo que fue música
Y tiempo
Exilio de la contemplación
Amenazando el cuerpo
De tu delito.




























Sangre fértil



Se dispara la sien
Y revientan las ruinas de sus ojos
Y el abrazo de la estatua
Despedazando el aroma
De la espina
Rasga el manto de sangre
mientras espera
La muerte se vuelve fértil
Sobre las lomas de sus cuchillas
Y golpea, golpea hasta hundirse
En la música de la concavidad
Hasta ver pasar la confusión
Y el páramo del tiempo.



































El pudor de la admiración



Absorto entreabrías
El luto del consuelo
Asomabas el pudor
Cuando la vida te iniciaba
En su pesadumbre
También te asomaste al cuenco de arcilla
Y allí estaba yo
Rodeado de cenizas
Y hollín
En la fragua del misterio
Y la frescura.

































Silbar desde el lado oscuro del muro




Rumor deshojado
El sumidero de tus fríos labios
Y el talismán helado
Se precipita el trayecto
El hostil trayecto
Entre pútridas penumbras
Que enloquecen
Con el silbo de tu agonía





































Me refiero al fracaso




Padecer de humanidad
Es demasiado cercano
A tu campo fúnebre
Es la historia equivocada
De los que se arropan
En el miedo
Y en el misterio rudo.








































Radiografía



¡Que caiga el lazo
del gusano y la tierra
el sollozo de los que buscaron
una sorpresa en la blancura de la niebla!








































Icono




Hay astillas en tu boca
De una luz hecha añicos
Enredaderas de gusanos
Que saltan a la comba
Entre vacío y vacío
Tus manos coronando
El desapego de la carne
Con el fuego de su boca
Engarzando el nudo
Que une la entraña
Con la extraña
Apariencia de la guadaña



































Juventudes


Recoge el frío de tus entrañas
Ahí dentro:
Donde la juventud
Rezuma cerrada a insolencia
Y carnaza
Acoge las algas
La serena inocencia
Que impávida
Va perfilando el relieve
De las palabras
Y los pliegues
Convertidos en horizontes
Donde tu aliento crepita
Y acepta decrépito
El susurro de tu lujuria
Que penetra con el viento
En las anchas llanuras de tu mar muerta.


























Pequeñas muertes



Miente la vida
Cuando muere
Miente la muerte
Cuando de verdad la vida
Se abre paso
A golpes de suerte
Es el engaño
De precipitarse uno
En el juego
De vivo o muero
O muero y no cuentes
Es la mentira
De incitar a la vida
Cuando la muerte se viste de luto
O a la muerte
Cuando la vida se pierde
En el bullicio de las pequeñas muertes.


























Sin importancia



No hay vida sin desvío
Y muerte generosa
Ahora que templa la mirada
Y consigue atrapar
El aire
De la nada
Es mortal
Sin importarle la muerte
Es humano
Sin importarle el hombre
Y poco a poco va aclarando
La acusación que Nirvana
Hizo a la Esperanza
Y al miedo
De ser mortal
Sin importancia































Aviso


Erosiona el dolor del perdón
Y la semilla sin germinar
Pensar que la belleza
Vacila en la distancia
O que la distancia
Se abre de repente
Al misterio
Como la cáscara de nuez
Se abre a golpes de martillo
O como la hoz desterrada
Teje de trigos los campos
De la desolación
Erosiona el dolor
Del perdón
Sin la generosidad
Del amor que es injusto
Pero hace piel
Y siempre fracasa.


























El susurro de la adivinación



Remanso
Rumor de mármol
Que estremece amoroso
La frágil cintura
De tu adolescencia
Se desmaya
Tu cuello
En el roce
De mi cuello
Moldeando la reja
Del susurro
Y de la adivinación.



































Subterráneo


La bruma de la reseca
Muerte
Insondable ciénaga
Ruina de despojos
Féretro acallado
De un atardecer que no descansa
Guillotinando a la luz
Sin desgarro
En el derrumbe de la Furia
Junto al cadáver
Y al quejido del recuerdo
En el acoso del gusano
Y la quietud.


































La serpiente que anda hacia atrás y hacia delante



Nadie ha muerto
Te suicida la vida
Porque quiere
Porque sí
Y no estaba nunca
Ni estará
Allá en el rincón
De las amapolas
Junto al cadáver
De la hermana Memoria
Cumpliendo la Distancia
Y el sello de la Palabra.

































Otro cumpleaños


En vano el enano
Se empeña a santo
Y el sabio desciende
Y dispara a bocajarro
Sobre el icono ciego
Abre el sueño el tiempo
Y vive dos veces
Dos mil veces
El mismo instante
Contestado desde el grito
Desde la ajena mirada
Del cartero
Y descubre la carta sellada
Desde lo imposible
Desde el fondo de marzo
Casi tocando los labios
De tu desaparición.






























Hospitalidad


Sobre el contacto el ojo
Estrella la mirada
En una expresión convenida
La inauguración del mundo
El hálito de la muerte
Contenida en el exterior
De la propia muerte:
Así la vida no se arrebata
Adviene al arreglo
La confitura de la nada
Los párpados rígidos
Y una mirada
Del interior que insiste
En la pura subsistencia
Del cromatismo y un lugar deshabitado.
































Los demonios de la noche



Proyecta el olvido
Y alarga la sombra
En el vendaval de las palabras
Protegidas por el canto
De la espuma
Es un dilema
El azul de tu Locura
Las grietas que hienden
La superficie seca
De mi memoria
Es siempre la misma niebla
Que tortura el envés de la hoja
Que oculta la profundidad de la vida.
Tiembla la muerte prevenida
De tus idas y venidas
Tiembla la suerte en la voluntad
De tu abrazo
Y así un camino y otro
Unas constantes que nos cobijan
Del frío
Y un nacimiento que hace mejoras.
Y es así apreciando el delirio
Del sendero
Que nos va dando acertijos.


























Trazos femeninos en lo masculino



Señalamos las zonas
Donde la madeja de palabras
Han olvidado sus trazos
Deletreo en un lenguaje en desuso
Las cosas ya perdidas por el hombre
Y con un hilo imaginario
Coso la realidad
Con este habla extraña.






































(PRELUDIO A LO CONVEXO DE LA VIDA)


Sobre la pesadumbre
La lumbre del Manantial
De fuego
Más allá de la noche
La desolación de la armonía
Y el crepitar sonoro de Orfeo:
El exilio de la lira
Y el embozo del sudario
Sobre la carne húmeda:
Y mis latidos
Y tus arritmias
Sobre tu sexo cóncavo
Y el desvío de mi sexo
En el desgarro de tu insondable nocturno

































































































Tu dedo señalando




Cavo el presente en el pasado
Aniquilo el futuro en el presente
Eterna espera de la contención
Cuando sobrepasan otras épocas
Cuando el momento se volatiliza
En un aquí
En un ahora espaciado
Desde fuera
Instante plural
Rematado por tu singular belleza.

































Servicio de compañía



He pasado del Instante
A instalarme en la temporalidad
Esa tendencia
Que sucede entre
Una nada y otra
Nada.










































Instante idiota


Muere uno presenciando
Su presente
Desde la perplejidad
De una misma mirada
Nacida en la intemperie
De un pasado diferente









































Trayectorias




Corrijo la trayectoria
Y el blanco
Descomponiendo la flecha
En instantes simultáneos
Nada se precipita
Nada se agota en el presente
La pintura derramada
En el blanco preciso
Vislumbra el rostro de la muerte:
La única que soporta
La flecha del tiempo
En el blanco de la vida.





































Espera tal vez...




Ayer nunca volverá
Mañana será hoy
Es la espera de lo que nunca
Acontece
Porque siempre vivimos
En un siempre
Porque ahora es la abolición
Del ahora
Porque aquí cada uno se precipita
En el sentido de nada: ayer, mañana
Siempre, tal vez, ahora o nunca.

































Retenciones


Solos y toda
La crueldad de aceptar
Lo que sea:
La transformación de la pertenencia
El combate de no tener
Piedad con la conciencia
Y la inocencia de perseguir
Lo que se pierde y perdura.





































Parpadeo otoñal






Como la indiferencia del amor
Y la diferencia del odio
Así, desnudo exclusivamente
Para tu pertenencia
Y lo digo sin definir la duración
Tampoco lo irreversible del acto
Apelando a la memoria
Esa mentirosa que siempre
Vuelve al presente
Vestida con el ropaje
De la Invención
Tu invención
Ese otro espacio construido
Con el disfraz del olvido
Y mis sueños.






















“ en esta fría transparencia/ se abre el silencio...” Tomas Segovia. Día a día





El rostro del insomnio





De todas maneras
Buscamos con inocencia
Y obstinación lo que siempre se dispersa
Intentamos que en un trozo de papel
El sol vibre como la música
O que la vieja sombra
Recorra cada uno de los renglones
Que nos olvidamos escribir
El tiempo se reconstruye
Enterrándose rodeado de ruinas
y un cielo que no pregunta
rebelde, empapado
de impostura y eternidad
imagen insólita sin rostro






























Tiempo vertical





vuelvo sin excusas
a las cañerías del tiempo
y del poema
al parpadeo de la escritura
intentando observar
siempre el mismo amanecer
irrumpiendo en tu atardecer
yo no moriré nunca
el tiempo te apresó a ti
como ofrenda
como venganza
que se hace camino necesario
en la madrugada
no me ofrezcas oficio
ni tampoco aromas de reloj parado
































Cúmulos



se me acumulan
los bufones, las cenizas
las metáforas de tu cuerpo
necesito un presente
dos presentes
rematar el tiempo en vida
apresar la carne de tu historia
golpear la arrogancia del deseo.


































“ No teniendo muchachas bonitas con quienes viajar, me impaciento uy deseo ver el fin de mi viaje”. Giuseppe Baretti.





Viaje





Subió el descontento
Sin ánimo de contar
Las raídas palabras
Que no aceptó por traición
Todavía perdido rondaba las sienes
Y los ojos salvajes
De las horas
Era todo una fiesta
Desnudos inacabables
Copas desmayadas
En tu carne inmarcesible
Y se echó la niebla
Y la dueña de la casa
Con la braguita por atalaya
Regó de muertos el lugar
Y de correcciones
















“Sólo se es un artista cuando se puede crear un acertijo de una solución”. Karl Kraus




Worsley


y sigo con lo verosímil
con la verdad simulada
entre tiempo y trazos abrasados
precisamente es la respiración
lo que invierte el negocio
de la muerte en el tiempo
y el señuelo de la bandeja
sin cabeza decapitada
pero sí un pincel seco
de tanta simulación
y vacío
hablo del tiempo
sin razón
con un puñado de silencios pardos
también un blanco agónico
en la lumbre de mi vientre
que atesora al cuadro
de un imposible muro
de una piedra que se abre camino
entre las entrañas del espacio
hablo por hablar de la arena
que arroja mares
de órganos que arrojan hombres
de cielo que arroja
estrellas suicidas
sobre mi almohada
y tu lienzo.

















“Perro suelto sin amo/ o Aún más amo suelto amo libre sin perros”.Tomas Segovia



El tirano marrano


Es intempestiva la virtud
Del amor
Lo fulgurante es venganza
De la memoria
Una órbita que cambia
Con el negocio
Un negocio que aniquila
Las presencias
Me conformo con asquear
A todo un continente
De verbos y discursos
Y recitar con vergüenza
El nombre del siempre
Mismo gran tirano
De los grandes tiranos
No los de arriba
Sino los de abajo
Ese gran nadie que guía
El laberinto intestinal





























Cansancio



Es una anotación que hago
Al margen de mi existencia
Incluso dispongo todavía
De un cansancio
De un sueño decidido
A sucederme en su empeño
A felicitarme por mis cordiales
Equilibrios por los triunfos obtenidos
Y conquistados
Olvidar es demasiado metafórico
Apagar poco a poco la luz
Que perturba los otoños
E inviernos que no perdonan
Demasiado evidente
Amenazo con confusiones
Con disculpas que comparten
Una misma trampa
Me imagino entre pedazos de historias
Que no sospechan de sus denuncias
Ni de tanto tiempo reservado
























Fluidos



Entre la ira y el agobio
Los hijos se adelantan
A los padres muertos
Primero es una obsesión
Luego se convierte en el primer
Crimen del tiempo
Rúbrica del vacío flujo
Del amor convulso
Y el odio apaciguado
Es la experiencia del hacinamiento
De cadáveres sobre el cajón
De tu mesilla
O la incorporación del lento fluir
De las aguas entre las sabanas
Y tu cuerpo.


































Dentro





pierdo el nombre
cada vez que perforo tu cuerpo
con mi boca cosida
a la muerte.





































TRILOGÍA








Es el subrayado del amor
Lo que hace insostenible
al tiempo sin embargo
pasa desapercibido
como tibio mármol
sobre el hueco deshabitado
intenta reconstruir
los refugios que fueron inútiles
o borrar lo confuso
de una derrota que nunca
SE PRODUJO
ME AFERRO a la falsedad
Imposible de construir
Tu cuerpo sobre esta ruina
O llenar el laberinto
De carne putrefacta
En la salida Del
Desciframiento
Lector previo
E instante no reconocido























El ángel exterminador








Es la sangre
La que camina con la historia
Sus huellas
Son los momentos de masacre
E indolencia
El perjurio del que calla
Y la leyenda del que canta
En la pulimentada desdicha
Ecos que cortan las alas
De la memoria
Insignificantes destellos
Del que abandona
Y hace de la vida
Un manuscrito jamás encontrado.




























La soberbia de las creencias






Es en el límite de la soberbia
Donde la muerte acompaña
A la creencia
La razón más astuta
Recala en la sinrazón
Y comienza a palpitar
Entre los destellos del Idolo.

































Mecanismo




Muerte que no te quiero muerte
Inútilmente
Una mano en el lomo dolido
Y el secreto de tu desnudo
Perdido en el futuro azul
Muerte sueño
Oscura clave del corazón quedo
Hundido en la tierra
Traspasando el veneno de la piedra
Que ahoga el blanco cerrado
Del clamor
Muerte y labios que niegan la garganta
Y el tacto que detiene la mano
Cuando la vida se expresa en vida
Cuando la muerte silencia a la muerte






























El hueco hombre






El hueco que fulmina
Tu cita nocturna
El vacío que da sentido
A ese hueco
Ese diálogo entre la vida
Y la muerte
Que nos ofrece al hombre
En lucha permanente
Entre el hueco dejado
Y el vacío consumado
El abrazo de la flor
Con el sol
Y la hoja
Que precipita al abismo
En hervidero de hojarasca
Rayo fulminante
Que recoge el sudor de los mares
Estallando en multitud de universos
En burbujas de vida
Que circundan la muerte
Con vacíos que dan sentido
Al hueco que se retira.





















“No hay nada más amargo que la inutilidad”. C. Pavese




Combate


Así mis pulmones
Treinta y nueve primaveras
Con treinta y cuatro inviernos aguardando
Inmisericorde
Que la demencia señale
La vasija donde arrojaré
La arcilla de mi cordura
O la trampa que se esforzará
En despojar al animal
En una pequeña guerra mundial
De órganos
Clavados en un pared blanca
Estallando ociosamente
Entre soles y lunas.

































Latido de frío



Hace frío
Y no me puedo apoyar
Y mi respiración se esfuerza
En ejecutar el último latido
Lentamente mis venas estallan
Y estoy más cerca
De lo que antes estaba más lejos
Y no me entiendo
Y voy lento como ave rapaz
Sobre el estiércol del universo
Y el suicidio es una renuncia
Y la renuncia un suicidio
Y me crecen los hijos sobre los dedos
Como crecen la uñas de los pies
Y estoy más cerca
Lentamente
De lo que antes estaba más lejos
Y no te entiendo
Y una palabra es un abismo
Y la búsqueda la necesaria distancia
Del encuentro
Y corro, corro, corro
Y me consumo
Y voy siendo más libre
Porque poseo más admiraciones
Y amo al fin
Al sueño, al delirio
Al sonido que no son humanos
Que son destellos que sobrevuelan
Al péndulo de la muerte
O al mendigo del descubrimiento
Y todo es posible
Porque no hay tregua
Y hace frío
Mucho frío un frío intenso






Demarcación


no hay liberación
hay encuentros esporádicos
tampoco hay pérdidas
ni adquisiciones
se vive hacia una multiplicación
que converge en una mirada
que es la falsedad de otra mirada
Se huye hacia adentro
Buscando el afuera...
El punto de fuga se encuentra
En la intersección
Es en definitiva
Una vivencia insondable e irrepetible
Y un inmenso y bello vacío.

































DEDICATORIA (PARA IMANOL ORBA OJER)






El sueño perfora la naturaleza
Es un sutil desajuste
Pero necesario

De acotar la vida
Acotaría la muerte

No hay senderos de regresos
Sólo ramaje y pisadas
Que nunca serán huellas

































El fin del círculo




Mastico los rostros
Y leo los libros boca abajo
Las letras somnolientas
Bailan al compás de la modorra
Haciendo el trabajo del espejo demoledor
De barberías hirsutas
Y alcantarillas deportivas
Cualquiera diría que todos los días hojeo
El horizonte en tu toalla blanca
Como cuando nació su hijo
En el borde de la vida
A una hora intempestiva
Como tu boca arrebatando
La piel de mi límite humano
Más allá de la piedra
Que sostiene mi figura de bronce
Lamí recién nacido
Al desasosiego
Y a la resina que consume tus barrotes
Y no estabas tú sosteniendo al que pisa
La herida de los sinmemoria

No hay comentarios:

Publicar un comentario