En el extremo de la oscuridad
No quiero besos ausentes
Ni robados al tiempo.
No quiero sábanas frías
Ni retenciones nocturnas
Que hagan ademanes insomnes.
No quiero que las horas
Pasen ciegas por tus ojos,
Ni pensamientos inmóviles.
No quiero solicitudes
Ni latidos exasperados
Contemplados desde la obediencia.
No quiero dueños
De nuestro follaje
Ni redimirme
Al engaño del
descanso
Te quiero a ti
Estremecida en el afecto
Imprecisa, perceptible
En la inexactitud
De nuestras vidas
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